Dos goles más allá del minuto 92 dan los tres puntos al Submarino amarillo y salen de los puestos de descenso muchas jornadas después
Cómo cambia la vida en esto del fútbol. Cómo la cambia un gol. Incluso dos para sacarte del descenso.
El derbi valenciano entre el Levante U.D. y el Villarreal C.F. se antojaba absolutamente determinante para el devenir de los dos conjuntos y no dejó indiferente a nadie.
Primero, para el Levante, fue el VAR quien se interpuso en su primer tanto. Después de mas de cinco minutos de espera, el árbitro lo anuló y las quejas de la afición granota eran palpables por un arbitraje más que consideran injusto para sus intereses. Orriols mostraba su disgusto viendo, de nuevo, el 0-0 que reflejaba el marcador. Pero, aunque en esto del fútbol los goles lo son todo, el Levante era el claro dominador del choque. La posesión, el tempo de las jugadas y las ocasiones más claras ante la portería de Asenjo eran para los locales. El Villarreal mantenía la compostura y su entereza en el terreno de juego, aunque suspirando en varias de las acciones más claras que les creaban. La fortuna, que también es parte de este deporte, en este caso se decantó por los amarillos. Alguna vez tenía que ocurrir, ya que en el resto de la temporada lo único que había traído eran disgustos en forma de derrotas in extremis, goles en propia puerta e incluso desastres propios.
Las tablas en el electrónico permanecían inmóviles con el paso de los minutos y los nervios empezaban a hacer acto de presencia. De poco servía el empate para ninguno de los dos equipos en sus intenciones de alejarse considerablemente del descenso y abrir brecha con los rivales directos por parte de los locales, y de verse fuera de los puestos con acceso directo a Segunda División tras prácticamente toda la temporada en ellos. Así que, para evitar justo este empate, tanto Calleja como Paco López empezaron a mover sus banquillos y dieron entrada a jugadores frescos y ofensivos.
En ese punto ya se entró en la fase de revolución total del partido y con muy pocos minutos por disputarse. Pero con lo caprichoso que es el fútbol, el primer gol del Villarreal vino precedido de la que fue la ocasión más clara del Levante para batir a Asenjo. La jugada, que empezó casi en festejo total para los granota, acabó con el gol que Rober nunca querría haberse introducido en su propia portería tras un pase de la muerte dentro del área pequeña. El Villarreal se adelantaba en el minuto 92, pero todavía quedaban otros dos minutos más del descuento por jugarse y el Levante se volvaba en sus ataques. Y fue precisamente en uno de estos últimos en los que los amarillos aprovecharon la precisión de lujo de Cazorla y la frescura del recién entrado al campo, Samu, para que este colocara a la cruceta del palo de la portería levantinista un balón imposible de atajar. Ahora ya sí se desataba la locura y la alegría visitante, con un 0-2 en los minutos 92 y 94 y con una carga de sufrimiento que merece la pena al cerrar la jornada viéndose fuera de los puestos de descenso.
Así es y por eso lo disfrutamos tanto a pesar del sufrimiento. Porque la fortuna o pizca de suerte, como se suele llamar en este ámbito, que el Villarreal no había encontrado durante toda la temporada, la ha recobrado en el Ciutat de València ganando tres puntos de absoluta vitalidad en un partido dominado de principio a fin por el Levante, aunque les sobraron los últimos tres minutos del tiempo añadido.
Semana redonda para los amarillos consiguiendo un muy buen resultado (1-3) en la ida de la Europa League en el estadio del Zenit de San Petesburgo encarrilando así su pase a cuartos y saliendo del descenso colocándose un punto por encima del Celta de Vigo, su inmediato perseguidor.
¡Que la fortuna siga sonriendo. Ahora, Zenit y Rayo Vallecano!