A pesar de un shock evitable, hay motivos para creer en una segunda estrella mundial
Un Mundial es especial, único y decisivo para todo un país. Los futbolistas son la pieza clave y su buen hacer será el resultado de la felicidad y orgullo de España, todos a una. Pero va mucho más allá.
Una segunda estrella de campeón del mundo no es solución a nada, cierto, pero es un respiro en época de pocas alegrías para unos españoles convencidos del peso social de su selección.
Los 23 futbolistas que nos representan no son más que una seña de la identidad propia de España, una identidad respetada y valorada en este mundo, el del fútbol mundial. Los motivos para creer son muchos, pero con los pies en el suelo al recordar el último tropezón mundialista en Brasil.
El shock, la inestabilidad y las dudas afloran con los últimos acontecimientos precipitados, inconsecuentes y con una gran carga de factor personal de ego por encima de lo que tiene que suponer una competición de este calado. Pero en fin, el nuevo Presidente de la RFEF ha decidido hacerse notar mundialmente y dejar completamente a la vista de todos que primero va su ego y después los futbolistas y todos los españoles que nos sentimos identificados con ellos.
Cuestión de prioridades.
Primera prueba de nivel para Fernando Hierro, nuevo seleccionador nacional de urgencia máxima, un técnico que puede mirar de frente y a la cara a todos y cada uno de sus futbolistas por ser quien es. Veremos si Hierro demuestra la capacidad de ordenar a un grupo que no salió del todo favorecido tras la debacle de Brasil y en el que su vestuario a nivel interno pasa por uno de sus momentos más extraños. El nuevo seleccionador, con su temple y carácter, va a manejar a una Selección campeona, a falta de demostrarlo ahora, en el momento de la verdad. Mucha culpa del que esperamos sea un éxito, seguirá siendo de Lopetegui, se empeñe quien se empeñe en haberlo apartado injustamente a dos días del inicio del sueño que se había ganado durante dos años y una trayectoria impoluta (ni una sola derrota, deja a España invicta en su camino a este Mundial).
Como decía, un Mundial es especial, pero posiblemente este lo sea todavía más. Se despide Don Andrés Iniesta del fútbol de máxima élite y por lo tanto de la selección a la que hizo campeona del mundo con su gol en Sudáfrica, hemos de ser conscientes de que en Japón sus posibilidades de alcanzar el ritmo competitivo del resto de sus compañeros nacionales van a ser más difíciles. Su intención y la de todos los españoles en deuda con la estrella que luce en el pecho “La Roja”, es la de seguir disfrutando del fútbol de Andrés, pero seamos conscientes de la dificultad de ello, así que disfrutemos de su último baile mundialista.
Además de Iniesta, tenemos a un capitán general como Ramos que llega pletórico y con más hambre que nunca de culminar una temporada más que histórica para él y para su palmarés después de ganar la Champions número 13 con su Real Madrid y la tercera consecutiva, algo inaudito en la historia del fútbol.
También Piqué, que está ante su último servicio a “La Roja” según anunció el propio central tras los continuos pitos y cuestionamientos de la prensa deportiva y de toda una parte de su querida España que no comulga con sus continuos guiños a favor del independentismo catalán y sus referencias al momento político más convulso del país.
Me dejo de nombres propios, que los De Gea, Silva, Isco, Thiago, etc, etc, etc, también tienen el mismo derecho a ser nombrados y analizados individualmente, pero al parecer, si no entran o son protagonistas de polémicas extradeportivas en muchas ocasiones, no mantienen el foco mediático como los que sí lo hacen y les valoraremos única y exclusivamente por su nivel futbolístico dentro del césped ruso. Es lo que toca y lo que todo español quiere, valorarles por esto último.
Lo dicho, los españoles queremos que nuestros futbolistas no tengan ningún tipo de prisa en coger el vuelo de vuelta de Rusia, será buena señal para todo un país.
¡Sois nuestra Selección, detrás lleváis a todo un país!